Fue una estancia un poco agridulce. No por Celeste, sino por la situación en la que nos encontramos.
Por desgracia nos pillaron los incendios y uno, arrasó con la zona donde estábamos alojados y tuvimos que salir corriendo.Celeste se portó genial con nosotros y nos alojó, en otro sitio, que por cosas del destino, o de la mala suerte, también se vio afectado, por el mismo incendio del que tuvimos que huir.
Aún así después de esa experiencia, disfrutamos de la estancia y de la compañía, tanto de Celeste, como de su marido. Ellos se preocuparon en todo momento, por nuestro bienestar. Fue un auténtico placer, el haberlos conocido.