Nos ha gustado la experiencia de Orihuela del Tremedal, aunque el fin de semana ha sido muy frío, con nieve y lluvia abundante, el paraje es privilegiado, tranquilo y apacible. La casa bien acondicionada y cómoda, los niños pueden jugar entre la nieve y está cerca de paisajes preciosos de pinares, encinas, la ermita del Tremedal y a tiro de piedra de exursiones por los bosques inmensos. No echamos a faltar casi nada porque íbamos bien pertrechados de roja y alimentos, aunque el pueblo necesitaría una panadería/pastelería con más apertura de horario y más restaurantes porque el último día tuvimos que ir a comer al único, que no es en la plaza, pero que se come de manera correcta y económica. Las carreteras de alrededor, las más locales, están asfaltadas pero el Gobierno de Aragón se nota que también está en crisis, porque están llenas de piedras que caen de los laterales y puede ser peligroso para el coche. Eso sí, se respira aire puro y tranquilidad, perfecto para un relajante fin de semana o mini vacaciones.